STATU QUO

Para todos aquellos profesionales que día a día se enfrentan con la desconsideración de quienes por su propia ignorancia no alcanzan a entenderlos:


Un ingeniero que fue llamado por una multinacional para arreglar una computadora muy grande y extremadamente compleja, aceptó el encargo de solucionar los problemas que tenía para volverla a ser operativa.

Sentado frente a la pantalla, oprimió unas cuantas teclas, asintió con la cabeza, murmuró algo para sí mismo y apagó el aparato.

Procedió a sacar un pequeño destornillador de su bolsillo y dio vuelta y media a un minúsculo tornillo. Entonces encendió de nuevo la computadora y comprobó que estaba trabajando perfectamente.

El presidente de la compañía se mostró encantado y se ofreció a pagar la cuenta en el acto.

– ¿Cuánto le debo? preguntó.

Son 1.000 euros, si me hace el favor.

– 1.000€? ¿1.000€? por unos minutos de trabajo?

¿Mil euros por apretar un simple tornillo?

¡Ya sé que mi ordenador es especial y carísimo, pero mil euros es una cantidad disparatada!

Le pagaré sólo si me manda una factura perfectamente detallada que la justifique.

El ingeniero asintió con la cabeza y se fue.

A la mañana siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó con cuidado, sacudió la cabeza y procedió a pagarla en el acto, sin chistar.

La factura decía:

Servicios prestados:

  • Apretar un tornillo….1€
  • Saber qué tornillo apretar…. 999€

Reflexión:
«SE GANA POR LO QUE SE SE SABE HACER BIEN».

Y si no, haberte tomado la molestia de levantarte todas las mañanas a las 06.30 A.M. para asistir a clase e intentar aprender y saber, y así, después de estar seis horas soportando nuevas ideas y conocimientos que certifican sentirte capacitado  para realizar una actividad verte sumido en la puta realidad de tener que trabajar desde  las 17.00 hasta la o1h. de la madrugada para que cuando llegues a tu casa en vez de meterte en la cama, comerte como aperitivo previo a tus sueños un tostón de libro que te ofrece esos conocimientos que «la universidad de la vida» (como dicen muchos en sus perfiles sociales) no te da. Para de esta forma, después de cinco años, permitirte el lujo de aclararles a  esos «universitarios ocasionales»  porqué le cobras lo que le cobras.


Y es que queridos amigos, a veces nos encontramos en nuestro ámbito laboral con personas que se creen que al igual que los coches, venimos al mundo «full equip» creyendo que no necesitamos prepararnos para ser profesionales,  cuando la realidad es que a las ganas por intentar ser quien quieres ser hay que sumarle muchas horas de esfuerzos y un sinfín de «sin sabores»,  desconociendo si en un futuro «cobrarás» los réditos de tu esfuerzo.


Dedico lo anteriormente escrito a todos y cada uno de los trabajadores que han invertido años de estudios, dedicación y sacrificio para desarrollar con éxito sus competencias profesionales. 

Texto: JLA /Alicante/20 
Ilustración: Valen20

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